Un ensayo sobre historias domésticas y domesticadoras

La visión va y vuelve de los objetos a los ojos, y todo aquello que es visto también ve…ver es definirse a sí mismo. Los objetos nos ven de vuelta, y su mirada entrante me dice qué soy.
Vision runs back and forth from objects to eyes, and whatever is seen also sees…seeing is self-definition. Objects look back, and their incoming gaze tells me what I am.

James Elkins

SOBREeXPOSICION. Un ensayo sobre historias domésticas y domesticadoras es la construcción laboriosa de una imagen imposible, a partir de otra, aparentemente ubicua, normal, insulsa, callejera y doméstica a la vez. Una imagen cualquiera, como cientos de imágenes reproduciéndose en la ciudad, sobreexpuestas hasta el grado de la invisibilidad. Aparentemente inofensiva. Aparentemente ajena de sus observadores. Fácil de olvidar. Deleznable.
Es una imagen decantada, primero, a través de la intuición y de la fotografía: Una foto cualquiera y única a la vez. Después, a través de la mirada, del choque entre los sentidos y el intelecto: Un proyecto. Finalmente, la imagen fuente es transformada por la voluntad enunciativa de Adriana Ramírez, bajo la orientación de su sentido ético y estético: Una obra.
Luego de una experimentación intensa para desmantelar *la mirada autoritaria, que con su disfraz de normalidad e indiferencia y con sus huidas esquivas, reproduce el entorno en el que vivimos, *el ejercicio de una mirada que, más allá de nuestra voluntad, regenera el poder que nos disocia hasta reducir nuestro sentido ético a su mínima expresión, Ramírez propone la construcción de un espacio efímero en el que las imágenes que solemos esquivar, ahora nos esquivan para re-instaurar un ejercicio lúdico y ético de la mirada.
¿Acaso las situaciones circundantes que decidimos ignorar nos definen tanto como las que integramos a nuestros relatos? Aquello que nuestra mirada omite, constituye nuestra visión del mundo y, por eso, es la piedra angular de nuestro sentido ético y de nuestra vida política.
Con esta obra, Ramírez señala que somos un componente activo de esas imágenes, que las recreamos a través del juego vertiginoso de las miradas y de nuestro rol en la solitaria escena de la vida cotidiana, en el cuarto de san alejo donde nos confrontamos con el sentido de nuestros actos, en la intimidad. En el mundo donde las imágenes son criaturas nuestras. Donde somos creadores de la realidad.
Sylvia Suárez
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