En términos generales Una revolución por minuto tiene al tiempo como tema central, tanto en la serie de videos que constituyen Futuro perfecto, en el transcurrir lento de estas ruinas de edificios jamás terminados y que se mueven bajo el sutil efecto del “trombone shot” –la combinación de un zoom que avanza y un travelling que se aleja-, como en el tiempo rápido, parpadeante y repetitivo de los rostros que sufren pánico En tiempo real.
Los “elefantes blancos” de Futuro perfecto, grabados por la artista en diferentes lugares del país, en sus propias palabras “gigantescos paréntesis en la imaginación del desarrollo que han quedado atascados en el paisaje” subrayan los quiebres y fisuras del desarrollismo, de una sociedad anclada en “el arraigo provinciano y el desarraigo cosmopolita” y permanentemente atacada por el fenómeno narco, la corrupción política y la ignorancia. En tiempo real, por su parte, con sus presentadores de noticias momentáneamente desconcertados, capturados al aire e infraganti, aparte de señalar sutilmente el anhelo cultural de hacer de la realidad una aparente narrativa continua, nos recuerda que la televisión como señala con humor Lynn Hershman Leeson es como el sexo platónico, fragmentario, incompleto y distanciado.
SANTIAGO RUEDA FAJARDO