La naturaleza muerta es un género que se podría pensar como un “paisaje construido a la medida de la mano”, no es necesariamente la disposición de diversos objetos en una pieza de arte, sino que podría ser definido mejor como un lugar que guarda una proporción específica al cuerpo humano, es creado en el estudio del artista a su medida y usualmente con elementos ergonómicos (tazas, platos, porciones de comida, floreros). Y así como quien trabaja un bodegón dispone de un lugar a través de objetos, en los trabajos presentados en esta exposición el poder de la mano del artista para construir espacios y habitarlos está íntimamente ligado a una acción primaria y ancestral, una acción que relaciona al personaje con el lugar y a los objetos que conforman su vida con el formato de su cuerpo. Si llevamos esta idea un poco más lejos, podríamos pensar que el mismo acto de la medición de tamaños y distancias prueba que el cuerpo es la medida básica y determinante de la percepción del mundo: la frontera entre cuerpo y espacio yace tan junta en nuestras mentes que  muchas de las unidades de medida son proyecciones de fragmentos antropomorfos a través del espacio (palmos, pies, codos, brazadas). Al enunciar dichas medidas de distancia la imaginación pareciera expandir nuestros miembros hacia el punto de fuga, abarcando mentalmente el lugar que observamos con montones de nuestras propias palmas, nuestros propios pies, nuestros propios codos o nuestros propios brazos, en línea uno tras otro hasta donde la posibilidad de la idea alcance.
William Contreras